domingo, 27 de abril de 2008

La ciudad del infierno

En estos días la ciudad vive en un estado de modorra desesperante, y me refiero a la lentitud que representa el desplazarse en ella; y es que ahora y en este momento que las autoridades municipales, y me refiero a sus más altos representantes, que se ponen de acuerdo, no se sabe si de manera concertada o por decisión propia, que han decidido arreglar las pistas de varios distritos, pero también parecen haber coincido en el tiempo, es decir todos a la vez.

Y el motivo de semejante genialidad se debe como ya es sabido a una serie de eventos que realizarán en nuestro país, y obviamente en la capital, citas internacionales que se les denominan “cumbres”, termino que representa la magnificencia e importancia, no solo por los temas a tratar, sino por las personalidades que participarán; es decir eventos de altura, ubicados en el parnaso de la modernidad y la globalidad, cumbres tan inalcanzables para el resto de los comunes mortales que habitan y transitan por esta ya maltratada ciudad.

Lo que parece no haber considerado, nuestros brillantes alcaldes al poner manos a la obra simultáneamente el arreglo de las pistas, es el ya conocido caos vehicular, propiciado por los conductores de “combis” y taxistas, cuyo mal hábito parece haber contagiado a los demás conductores (privados), ante los cierres de calles y desvíos del tráfico, y es que frente a la lentitud exasperante, todos quieren adelantar a todos, tan solo para ganar unos segundos, pero ganar algo al fin (más los insultos).

A toda esta serie de desatinos se suma el caso de la Vía Expresa, el cual estaba previsto su conclusión mucho antes, pero para mala suerte de los habitantes de las calles de asfalto o tierra, los que están lejos, apartados u olvidados del paraíso de las cumbres, su retraso ha coincidido con los arreglos de las avenidas, es decir congestión por todos lados, sobre todo en las horas punta.

Es este el infierno en que han convertido a la ciudad en todos sus rincones los alcaldes de varios distritos, infierno del tráfico por las combis y taxis, infierno de la congestión por los desvíos, el infierno del sol que se niega a irse para empeorar las cosas. Siempre se dijo que “Dios es peruano”, ahora habría que completar la frase, “Dios es peruano, pero de algunos que se encuentran en la altura de las cumbres como él”



el camino.

sábado, 26 de abril de 2008